Higuain, con cuatro goles, da un respiro al Madrid ante el Málaga. O tal vez se podría decir que los cuatro goles de Higuain enmascaran una realidad que cada día se hace más difícil de esconder. Y es que el Madrid no está bien. Incluso después de los títulos conquistados en pasadas campañas, la promesa de buen futbol no acaba de llegar. Ni con Capello ni con Schuster. El equipo esta descompensado; y cada vez, las carencias son más evidentes.
Con Capello, el Madrid pudo reconquistar el título de liga que hacía tiempo se le escapaba. La receta era simple y sabida. Con jugadores experimentados, el Madrid canjeo el buen futbol por un futbol de resultado y poco atractivo. Es la fórmula Capello, tan cuestionada como efectiva. Y aunque el madridismo no disfruto con el juego del equipo, empezó a disfrutar con los resultados obtenidos. Y con poco futbol y pocos goles se empezó a encarrilar una temporada que termino de infarto, con el Barcelona y el Madrid empatados a puntos en el primer puesto.
Fue durante el final de esa temporada que se empezó a cocer lo que al año siguiente seria la clave para el triunfo. El equipo retomo la ilusión por el juego y vio que, unidos, podían remontar resultados adversos e incluso ofrecer espectáculo. El vestuario era una piña y no se oía nada. Ni siquiera cuando se tomo la decisión de rescindir a Capello y traer a Schuster. La misión, de nuevo, estaba clara. Ganar ya no valía; además, había que jugar bien.
Y hubo momentos esporádicos de buen juego. Los partidos eran menos aburridos y de vez en cuando se veía buen juego. Había muchos defectos y cosas que mejorar, pero la unión del equipo, y el hecho de que al campo se salía con la máxima concentración desde el primer minuto, permitió un nuevo triunfo en la liga. Y esta vez con una mayor ventaja.
Pero los problemas estaban ahí. En el fondo, la afición sabía que este equipo no era como el de las grandes noches Europeas; que algo faltaba. La codiciada decima no se pudo conseguir. Los resultados fáciles en liga se ponían cuesta arriba en Europa y el equipo, aunque luchador, no estaba al nivel necesario para conquistar la Champions.
Pero después de dos títulos de liga, la Champions es la meta a conseguir. Para ello, había que reforzar al equipo y se busco la estrategia galáctica; fichar a CR7. Y empezo el culebrón del verano. Pero a diferencia de la mayoría de culebrones, el final no fue feliz, por lo menos para el Madrid. Cristiano no vino y empezó el principio del fin que aun estamos viviendo.
No sé si con el fichaje de Ronaldo la situación seria distinta. Me cuesta creer que un jugador tenga tanta importancia en un equipo. De lo que estoy seguro es que gracias a los esfuerzos malgastados para fichar a Cristiano se perdió la oportunidad de fichar otros jugadores y reforzar el equipo. Jugadores importantes como Robinho y Baptista salieron por la puerta de atrás y a disgusto sintiéndose menospreciados después de los servicios prestados. Y ni siquiera las declaraciones de los capitanes de que había equipo para ganarlo todo, calmaban el malestar que se empezaba a incubar en el vestuario.
El equipo esta descompensado, las lesiones no ayudan, y ahora que Guti no da los pases, que Raúl no mete goles, y que a Casillas se las empiezan a colar, la sensación de desastre es más evidente. La afición quiere prolongar la ilusión y se agarra a un clavo ardiendo. Higuain es el nuevo héroe. Pero, ¿podrá el Pipita sacar al equipo de la crisis futbolística que atraviesa? Yo no lo creo.
Sinceramente, yo no creo que Higuain sea tan bueno. Le falta calidad y tiene mucho que aprender. Es cierto que es joven y que tiene muchas ganas, pero no le veo preparado para ser el revulsivo que el equipo necesita. Ojala me equivoque.
Algunos directivos han dicho que no es necesario fichar en el mercado de invierno. Imagino que es para que los precios, desorbitados ya de por si, no sigan subiendo. O a lo mejor es que se han dado cuenta que tal y como vamos, puede que en Enero ya no nos juguemos nada, y claro, no vamos a tirar el dinero.
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